26 de junio de 2009

Asuntos de familia

Cuando Gea convirtió las eternas jornadas de placer, prometidas a Urano, en familia numerosa, éste, incapaz de dar crédito al lío en que se había metido, prometió no dejarse embaucar, ni una vez más, por las malas artes de su esposa.

Gea, furiosa, convenció a Cronos, el más pequeño de sus varones, para que la ayudara a derrocar a su consorte. Cronos, como recompensa, recibió el trono y a su hermana Rhea, con la que tuvo algunos hijos con finales un tanto nutritivos.

De acabar convertido en primer plato sólo se libró el último de sus vástagos, Zeus, que, a buen recaudo, creció ideando el modo de hacerse con el dominio del Monte Olimpo.

25 de junio de 2009

Ultima voluntad

Abrieron su nicho, después el féretro y tomando todos y cada uno de sus huesos los introdujeron en una maloliente bolsa de plástico que arrojaron al fondo de su sepultura.
Unas horas más tarde, y no contentos con haberlo dejado hecho un ovillo, lo apachurraron contra la pared del fondo con un nuevo ataúd. Dentro estaba su mujer.

Si hubiera sabido que pasaría esto cuando pidió que los sepultaran juntos…

Mini Ficción Es

En la corte de Camelot

Arturo, a instancias de Mordred, irrumpe en los aposentos de la reina para descubrirla frente a Lancelot, sobre el alfeizar de una ventana, en postura poco decorosa.
Conocedora de que eso podría significar su muerte, Ginebra exclama: “¡No insista Lancelot, no nos conocemos lo suficiente como para almorzar juntos!”


Excesos

Cronos, impaciente, mordisqueaba una ramita de apio. Era su primer pecado desde que Asclepio le diagnosticara, hacía poco más de nueve meses, sobrepeso provocado por una alimentación rica en ácidos grasos. Aunque, en verdad, no podía precisar si la causa de su desazón era la ramita en cuestión o el retoño que en breve pensaba llevarse a la boca.


Víctima inocente

Tomó tanto impulso antes de lanzar el puño hacia su contrario que dejó K.O. a uno de los espectadores de la primera fila.


Muerte infusa

De pequeño gustaba de mirar la luna y poner cabezas de escarabajo a las lagartijas. Cuando aquellas travesuras le aburrieron especuló con la idea de llegar a ser algún día un eminente cirujano.

Una oscura mañana de enero decidió comprobar la creencia que había crecido con él. Preparó el instrumental, los sedantes y, en aquella habitación iluminada por su infantil luna llena, se puso manos a la obra. Un escalofrío le recorrió el cuerpo cuando trepanó el cráneo, otro cuando, valiéndose de aquel agujero como punto de inicio, puso en marcha la sierrecilla eléctrica con la que levantó literalmente la tapa de los sesos.

Lo encontraron en el suelo con un rictus de decepción en su cara. La sangre aún manaba de su difunto talento.


Enigma

El vacío que reina en el interior de la decrépita mansión amplifica la estridente risa, mientras los lugareños, atrincherados en sus jacales, se estremecen de terror. Una risa que se balancea en el aire al tiempo que su emplumado autor se recrea, orgulloso de sí mismo, en el placer repetitivo de los primeros sonidos pronunciados.


Sorpresa

Cuando el seductor tuvo, al fin, acceso al deseado tesoro que ella escondía entre sus muslos, se quedó petrificado.
Días atrás, Gorgona Medusa decidió poner fin a su maldición escondiendo aquella maraña de serpientes, y su cabeza, entre las piernas.


De risas y risas

Voltea, se mira al espejo y lanza una risita apenas audible. Frunce el ceño y se aleja. Unos pasos más allá se detiene, gira, pone pose y observa con detenimiento su reflejo en la pulida superficie. Mantiene la postura, sonríe con timidez, sus ojos se iluminan, la sonrisa pierde vergüenza, se aclara la garganta y…

Y pensar que hace un instante, un rostro sin rastro de arrugas a cambio de reír como hiena, no le pareció tan mal negocio.


Y los sueños… ¿Sueños son?

Sonrió, al despertar, tras una noche increíble de viajes intergalácticos, descubrimiento de nuevos planetas, encuentros con otras civilizaciones.

No vería los titulares de prensa que llenaron los kioscos aquel día: "Astronauta y nave espacial se pierden en el espacio. Nuevo fracaso en la Conquista del Universo". Perdido en el espacio nunca podría gritar al mundo que había conquistado el infinito.


Haute couture

Centenares de ángeles aguardaban expectantes mientras Yahvé se preguntaba cómo se había dejado convencer. Cuando se abrió el telón y seis arcángeles minifalderos, con escotes de vértigo, medias de seda y zapatos de tacón se dirigieron contoneándose hacia Él, comprendió su error. La gota que colmó el vaso: ver a la multitud jaleando a Sealtiel que vestido de novia cerraba el desfile lanzando pétalos de rosa.


Trick or treat?

Se propuso conseguir golosinas y bizcochitos a cualquier precio.
Vestida de repelente niña Monster aporreó con descaro la puerta de la casa de su primera víctima pero sus voluptuosas curvas de mujer resultaron difíciles de disimular bajo aquel minúsculo traje.


Ficción máxima

Desoyendo las palabras de aviso manuscritas en la portada, abrió el libro.

Primero escuchó un leve tintineo. A continuación, las ventanas de su cuarto se abrieron de golpe y un par de patos atravesaron cual flechas la estancia, succionados por el libro. Tras ellos, el caniche del quinto, un banco del parque, dos niños sentados en un pony de feria, una silla de barbero —cliente incluido— y su madre, con cara de espanto, gritando algo que le sonó a reprimenda seguida de amenazas de castigo.

Para cuando quiso reaccionar, el mundo entero había pasado ante sus ojos y él volaba también rumbo al espacio exterior.

23 de junio de 2009

Bombero

Una promesa es una promesa

A dos amigos de mi memoria



Aquel desván acumulaba recuerdos como motas de polvo anegaban sus dominios. Una existencia infinita le había permitido atesorar tantos inservibles, que cuando me aventuré en él, siendo apenas una niña, sus penumbras, su olor, sus sonoros silencios, lo que permanecía oculto, me cautivaron.


Era raro el día que no lo visitaba. Al principio con miedo, no fuera que alguna de las pequeñas criaturas que lo habitaban saliera a darme la bienvenida sin previo aviso, luego con tanta impaciencia por averiguar qué me depararía la nueva visita que ni un fantasma habría sido capaz de hacerme desistir en mi empeño por descubrir qué escondía: lo visible y lo invisible, lo que se palpaba o lo que uno se imaginaba.


Una tarde, a la hora de la siesta (que yo nunca hacía, porque me parecía una soberana pérdida de tiempo), aprovechando el silencio en que quedaba sumida la casa ,subí aen busca de algo con que jugar, algo que rescatar del olvido. Entre montones de papeles descubrí una maravillosa historia de amor.


Nunca pude averiguar si fue verdad.



"Lo decidí el día de mi quince cumpleaños.

Yo lo que quería era ser bombero, bombero para apagar incendios, bombero para lo que haga falta, pero sobre todo para apagar fuegos, de los de verdad (con llama) y los de su corazón (sin llama, pero que a mí me causaban más respeto y atracción que los anteriores).

¿Recuerda cuando con mi guitarra al hombro, camino de algún paraje tranquilo en el que dar rienda suelta a mis sentidos, me crucé con vos?

Es verdad que siempre pensé que yo la vi primero, pero también es verdad que nunca he dejado de pensar si sería vos quien me vio primero, porque no hay forma de recordar si en cuanto la miré nos miramos o en cuanto me miró nos miramos. Eso, eso fue lo único que se me escapó, todo lo demás lo llevo guardado en mi corazón, sobre todo cómo supo sonreír bajando la mirada para hacer que me enamorara de vos y entonces decidí que yo lo que tenía que ser era bombero, para apagar su fuego.

Sólo habían pasado cinco minutos y ya nos habíamos visto tantas veces...

Pero quiso el azar que al final yo no fuera bombero, a pesar de mi deseo. Y que nuestro enamoramiento no acabara en casamiento en aquel momento.

Quiso el azar que yo fuera pateador de pelotas y que por mis pies tuviera que salir de su vida, aunque nunca la olvidé y en la distancia la soñaba.

Y tiempo después fue también el azar, el que nos unió y nos separó, el que de nuevo me hizo desear ser bombero, porque yo lo que siempre quise ser fue bombero.

Y usted de nuevo ante mí, toda de negro, como de incógnito, como si con ese color pretendiera que no la viera. Pero la delataron sus ojos, su mirada, la misma que cuando la miré y nos miramos por primera vez o me miró y nos miramos por primera vez (ya le dije antes que nunca conseguí que ese recuerdo me quedara claro).

Usted algunos años más tarde de que yo la abandonara por culpa de unas pelotas y de unas circunstancias que me arrastraron tan lejos que le perdí la pista, pero sin olvidarla. Y todo por culpa de unas pelotas que de nuevo me llevaron ante usted y de nuevo me hicieron desear ser bombero.

Ya sé que no tenía la obligación de ir y usted tampoco. Fue el azar. Yo pensando, tranquilo, no vaya a ser que la espante o lo que es peor que le atice por no haber sido al final bombero. Yo pensando, ¿tranquilo?, ¡un cuerno!, pero manteniendo la compostura. No quería que pensara que lo de patear pelotas me había convertido en un histérico. En un ser solitario puede y falto del cariño que un día soñé, pero no en un “histérico descontrolado” que ya en edad madura pegaba saltos frente a usted para llamar su atención. Porque fue su sola visión lo que me hizo saltar de ese modo, a pesar de los años pasados y vividos. Porque fue su presencia la que me hizo desear de nuevo ser bombero y como ahora a mis años ya no había peligro de que otras pelotas se interpusieran entre nosotros decidí aventurarme y preguntar, aún a riesgo de que usted me atizara, por mi desplante y por mi desvergüenza.

Y aceptó y nos casamos y no fue un error (como un loco dijo que sería). Ni siquiera hubo divorcio, ni tampoco hijos, no porque no quisiéramos, si no porque a nuestros años eso ya no era tarea fácil.

Y yo te recuerdo, de negro y con sabor a mate y a “biscochitos”.

Y yo te recuerdo cuando deseaba ser bombero y cuando tú aceptaste, aunque al final nunca llegara a ser bombero."