Cuando Gea convirtió las eternas jornadas de placer, prometidas a Urano, en familia numerosa, éste, incapaz de dar crédito al lío en que se había metido, prometió no dejarse embaucar, ni una vez más, por las malas artes de su esposa.
Gea, furiosa, convenció a Cronos, el más pequeño de sus varones, para que la ayudara a derrocar a su consorte. Cronos, como recompensa, recibió el trono y a su hermana Rhea, con la que tuvo algunos hijos con finales un tanto nutritivos.
De acabar convertido en primer plato sólo se libró el último de sus vástagos, Zeus, que, a buen recaudo, creció ideando el modo de hacerse con el dominio del Monte Olimpo.
Gea, furiosa, convenció a Cronos, el más pequeño de sus varones, para que la ayudara a derrocar a su consorte. Cronos, como recompensa, recibió el trono y a su hermana Rhea, con la que tuvo algunos hijos con finales un tanto nutritivos.
De acabar convertido en primer plato sólo se libró el último de sus vástagos, Zeus, que, a buen recaudo, creció ideando el modo de hacerse con el dominio del Monte Olimpo.