Escandalosa, además de indecente, se le antojaba la nueva pilinguis del barrio. Melena atigrada (por el desgastado panocho de bote y por el volumen creado a base de enmarañar el cabello con un peine al que le faltaban seis púas), pantys de rejilla plateá (que exhibían agujeros de todos los tamaños), cinturón de escasa anchura que hacía las veces de falda y, para rematar, un body de lentejuelas, sin mangas, que aprisionaba inmisericorde sus enormes protuberancias delanteras.
¡Escandalosa e indecente, sí señor! Porque... ¡¿Dónde se había visto a un puta con bodys de cuello alto?!
14 de septiembre de 2009
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