25 de junio de 2009

Ultima voluntad

Abrieron su nicho, después el féretro y tomando todos y cada uno de sus huesos los introdujeron en una maloliente bolsa de plástico que arrojaron al fondo de su sepultura.
Unas horas más tarde, y no contentos con haberlo dejado hecho un ovillo, lo apachurraron contra la pared del fondo con un nuevo ataúd. Dentro estaba su mujer.

Si hubiera sabido que pasaría esto cuando pidió que los sepultaran juntos…

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