14 de julio de 2008

Mentiras compulsivas

Psicopatía: anomalía psíquica por obra de la cual, a pesar de la integridad de las funciones perceptivas y mentales, se halla patológicamente alterada la conducta social del individuo que la padece.


Si yo dijera que soy un escritor famoso, que tengo más de un centenar de libros publicados, que una vez al mes acudo a una cena literaria en la que mi compañero de mesa es Elizondo, ¿me creeríais? ¿Me creeríais si os dijera que soy redactor en la revista Rolling y que mi última entrevista, hace una semana, fue al mismísimo Sinatra? ¿Por qué entonces creéis a otros? ¿Será porque ellos se sientan junto a Paco Ignacio Taibo II, porque entrevistan a Bono, porque son Directores en una multinacional farmacéutica? ¿Será porque esas situaciones sí pueden corresponder a una realidad? ¿Radica ahí el quid de creer unas mentiras sí y unas mentiras no?

Tal vez debiera presentarme. Me llamo Gabriel Azuela de La Torre e investigo comportamientos "anormales" en la red; comportamientos que bajo ciertos supuestos pueden considerarse peligrosos.

En dos semanas se cumplirá mi décimo aniversario en este entramado. Así creo poder decir que conozco mucho de mucho y mucho de muchos. Yo que siempre había sido reticente a navegar sin rumbo, a los dimes y diretes sin ver la cara del prójimo (y no hablo de una fotografía), aquí me tenéis, asiduo discontinuo (que no enganchado y dependiente) a esta charchia de bytes y megabytes, y ahora, más sorprendido que nunca por los últimos "descubrimientos" en este colosal territorio de rimas y leyendas, de conspiraciones, mitos, ficciones, quimeras, supersticiones, patrañas e invenciones. En resumidas cuentas, de verdades y mentiras.

Y, ¿cuánto de verdad y cuánto de mentira hay de nosotros mismos en esta mundanal trampa a la que pocos escapan? ¿Muchas verdades y pocas mentiras? ¿Muchas mentiras y pocas verdades? Ahí me temo que muchas mentiras y pocas verdades. Y poco pasaría sí esas mentiras no fueran más allá de un simple: "soy domador de felinos", "contrabandista de diamantes", "bucanero", "piloto de Fórmula Uno", pero existe un largo etcétera a esas invenciones que lleva hasta la expresión más repulsiva de las mentiras, de las mentiras patológicas: la psicopatía.

La red es como una amena conversación que las horas y el consumo excesivo llevan a la decadencia; una amena tertulia que se va apagando paulatinamente, una plática en la que los tertulianos acaban abandonando posiciones, poniéndose al descubierto, perdiendo el pudor, bajando la guardia, cometiendo errores. Y es entonces cuando todas las cosas feas quedan al descubierto, y yo entro en acción.


Continuará...

No hay comentarios: