2 de julio de 2008

NEOs


De un manotazo silenció contra el suelo el insistente pitido que provenía de un lado de la cama. Se agitó incómodo intentando sacudirse los efluvios de alcohol que desprendía su cuerpo y los oscuros pensamientos que invadían su cabeza, pero de poco le valieron sus esfuerzos, los breves períodos de lucidez que a veces aún tenía no servían sino para recordarle que no había vuelta atrás.

Todo comenzó con aquel asteroide...


− La amenaza −

Un ángel exterminador en trayectoria directa hacia la Tierra.
Diámetro diez veces superior al del asteroide causante de la extinción de los dinosaurios sesenta y cinco millones de años atrás.

− NEOs −


Los responsables de los programas de protección contra NEOs, objetos en órbita cercanos a la Tierra susceptibles de chocar con ella, no fueron conscientes de la verdadera dimensión del peligro hasta que fue demasiado tarde. Errores garrafales en los primero cálculos de la trayectoria descartaron el impacto directo. Los ánimos de la población se calmaron y la alerta inicial dio pasa a la expectación y ésta casi al olvido.

Semanas después, un comunicado hacía pública la imposibilidad de evitar el choque. Tiempo estimado para ello: siete meses y un día.


Ante la certeza de una muerte segura, el caos y la desesperación se adueñaron del planeta Tierra. Desde las colonias las cosas se vieron de otro modo.


− Las colonias −




Níobe, Atenea, Esparta, Minerva y Rea. Situadas a unos escasos cientos de miles de kilómetros de Marte, fueron el primer y único éxito de los numerosos intentos realizados por colonizar el espacio exterior. La inviabilidad para unos, incapacidad para otros, de establecer asentamientos humanos sobre otras superficies planetarias hizo que finalmente los expertos dirigieran sus esfuerzos a crear estos planetas artificiales en medio de la nada, a imagen y semejanza de las estaciones espaciales, sólo que a gran escala y con el deseo de que en un futuro próximo pudieran autoabastecerse.

Todos los que en su día partimos hacia las diferentes colonias lo hicimos voluntariamente y en respuesta a promesas que una vez allí distaron mucho de la realidad.

Concebidas como inmensas esferas acristaladas que en su interior recreaban a la perfección ambientes terrícolas pretendías ser un paraíso. Pero tanta perfección resultó insoportable: todo era demasiado artificial. Las estructuras que nos alojaban, la vegetación que se desarrollaba, la comida que nos proporcionaban, incluso nuestro comportamiento era en exceso artificial. Resultaba difícil comportarse con normalidad una vez fuimos conscientes de nuestra fragilidad. Un solo fallo en la infraestructura alojada bajo nuestros pies y de un plumazo seríamos borrados del universo. Nadie tendría tiempo de venir en nuestro auxilio. Éramos meras marionetas en manos de otros.

− El anuncio −

En nuestro décimo año de vida en las esferas se hizo pública la amenaza que se cernía sobre la Tierra. Una mezcla de horror y alivio recorrió nuestros cuerpos. Por primera vez en muchos años nos alegrábamos de encontrarnos tan lejos de casa y del peligro.

− Solos −

Dos meses después del impacto perdíamos de vista el último de los fragmentos en que quedó dividida la Tierra. Sólo entonces comenzamos a ser conscientes de nuestra verdadera suerte. Allí en mitad de la nada, con pocos recursos almacenados, incapaces aún de ser autosuficientes nuestro final se presentaba próximo. Encerrados en aquellas esferas nuestro final se nos revelaba aún más trágico, largo y doloroso que el de los habitantes de la Tierra.

− Hacia el fin −

Sumido en la desesperación de un final ineludible se dejó llevar, como otros muchos, por la desidia y el alcohol. Era la única forma de sobrellevar el final.Esta mañana, una vez más, aquel insistente pitido vino a interrumpir sus sueños etílicos. Como siempre, se agitó incómodo en la cama, intentando sacudirse los recuerdos que le embargaban. Al tiempo las sirenas defensivas comenzaron a sonar y a lo lejos alguien gritó: ¡Nave a la vista…!

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